lunes, 18 de octubre de 2010

China y el yuan: un gigante con precio pequeño

La importancia de China ya no solo es geográfica, sino también económica

Pan Gu se estira
 
China es un gigante, una máquina fantástica, que saca de sus entrañas una cantidad inimaginable de productos para el consumo mundial. Desde comestibles y los más simples juguetes de plástico a sofisticadas piezas de computadora y armamento militar se extiende el abanico de productos que esgrime el país asiático; hoy China es el primer exportador mundial y la segunda economía planetaria, superando a Japón como principal poder comercial en Asia.

No es de sorprenderse que sus decisiones influyan sobre el resto del mundo y que su meteórico ascenso tenga consecuencias para todos. China ha hecho una jugada muy inteligente: mantener artificialmente devaluado el yuan (también conocido como renminbi), su moneda nacional. Esto ha beneficiado a la industria china hasta llegar a su nivel actual, pero causa estragos en la economía mundial.

Los demás países no pueden competir con los precios que ofrece el gigante asiático. Más aún, el gigantesco mercado chino no importa tantos productos como los exporta.  El superávit de China llegó a los 22 000 millones de euros el mes pasado. Los países más afectados son los europeos y los Estados Unidos, que ven mayores dificultades para la recuperación económica después de la crisis mundial.

Para contrarrestar su pérdida de competitividad frente a China, Japón ha elegido, luego de 6 años de estabilidad, devaluar también su moneda el yen. Estados Unidos, en cambió, ha optado por imponer un pago sobre los productos chinos que estén claramente subvalorados.
Para la Unión Europea la situación es cada vez más desesperada. Su industria no puede competir con los productos chinos que, unidos a sus bajos precios y a la crisis mundial, destruye su industria. Es necesaria una "apreciación de la moneda china, organizada de manera gradual" como declaró Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo.

David y Goliat

El Perú firmó en abril del 2009 un TLC con China, pero recién entró en vigencia el 1 de marzo del presente año. El principal temor vino del sector textil nacional, que temía que la asequibilidad y cantidad de la ropa de procedencia china acabaría con ellos. Si bien el tratado firmado no incluye la entrada preferencial de productos como el de confección, calzado, textil y metalmecánica, que siguen pagando impuestos arancelarios de 17%, estos productos chinos se encuentran desde un principio subvaluados, por lo cual siguen siendo una amenaza importante para sus pares en la industria nacional.

Las principales exportaciones que hace el Perú se someten a materias primas como minerales, sin embargo se ha presentado un interesante crecimiento en industrias como las exportaciones de frutas. Es así que el TLC con China resulta ser beneficioso solo por la parte de los exportadores

Es más, si la política económica del país asiático continua causando inestabilidad en el resto del mundo, nos podría afectar de manera lateral. El quiebre de industrias en el resto del mundo a causa de su falta de competitividad con el gigante asiático podría desarrollarse en una crisis económica mundial peor que la que vivimos, y el Perú vería cerrarse las puertas de otros mercados tan atractivos como lo son Estados Unidos y la Unión Europea.

Si bien la solución ideal sería que China regule el valor de su moneda con respecto al mercado internacional, lo que permitiría a otros países disputar por los mercados sobrepoblados por productos chinos; es poco probable que el gobierno chino cambie una decisión que aparentemente le ha ido también. El Perú tiene que asumir esta la creciente influencia china internacionalmente en esta nueva realidad, además de enfocar sus esfuerzos en proteger las humildes industrias de producción nacionales con parte de dinero de las exportaciones, antes que sean devoradas por el tsunami chino y nos tengamos otra opción que quedarnos a merced de un gigante muy reconocido por su volátil temperamento.

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