Más de 30 años de sorpresas y sospechas
De cómo el sindicato nacional de profesores se convierte en la empresa prestamista más exitosa del Perú
Hace casi dos semanas, la revista Poder presentó una nota del periodista Ricardo Uceda sobre la vida y obra del Sindicato Único de Trabajadores del Perú SUTEP. El artículo se basa en una investigación sobre las relaciones políticas que el gremio mantiene con el Partido Comunista – Patria Roja, así como las negociaciones que mantuvo con los gobiernos de turno desde su creación en 1972.
Pero la novedad de la investigación de Uceda no radica en la evidente relación entre el sindicato de profesores con un partido como el de Patria Roja. En el Perú, los sindicatos más importantes, como el de la CGTP, siempre han mantenido relación con gente de los partidos más extremistas de la escena política, o con los representantes más radicales de los demás partidos tradicionales.
La novedad radica en que, que bajo la dirección de Patria Roja, la Derrama Magisterial, entidad que se encarga de administrar los fondos pensionistas del gremio, se haya convertido en una empresa rentable y, al parecer, transparente, a pesar de que los profesores que se benefician de ella no compartan el pensamiento e ideología de sus administradores.
¿Por qué el SUTEP como organización tiene tanto éxito si sus miembros no comparten las filiaciones políticas de sus dirigentes? A través de un minucioso recuento, Uceda nos detalla cómo es que la Derrama está en manos de Patria Roja, explicando para ello cómo es que este partido comunista se hizo del SUTEP. Una mirada al pasado evidencia la naturaleza de estas relaciones.
En el pasado
El SUTEP siempre estuvo vinculado a diferentes partidos políticos, y en consecuencia, considerado en el proyecto nacional de los gobiernos en los últimos 40 años. La crítica a la calidad de la educación en el Perú no es reciente, así como tampoco lo es la crítica del Magisterio hacia estado, cuyo punto crítico recae en el tema de los salarios. Es evidente que entre ellos existe una relación de poderes.
Desde su antecedente, la Federación Nacional de Educadores Peruanos FENEP, hasta su consolidación como Sindicato Unificado, la administración de la asociación gremial ha pasado por las manos del Partido Comunista del Perú, el APRA, Acción Popular, Democracia Cristiana y hasta por Sendero Luminoso, y, en lo posible, siempre se mantuvo unido.
Desde el gobierno de Velasco hasta el actual gobierno de García, el SUTEP ha venido negociado para conseguir todo lo que ahora posee, contando con la Derrama Magisterial como máximo trofeo de batalla. Actualmente, la mutual cuenta con 266 653 miembros y maneja alrededor de 1 300 millones de soles. Y, hasta ahora, nadie le ha encontrado irregularidades.
La más importante labor de la mutual, además de la administración de las pensiones de jubilación, es el préstamo. Los profesores pueden acceder a uno de ellos con las mejores ventajas del mercado, y la utilidad que se genera crece a medida que más se animen a hacerlo. Todos parecen estar satisfechos, a pesar de que la cúpula directiva sea elegida sin una votación de por medio.
¿Quiénes están a la cabeza?
La mayoría de sus integrantes son militantes de Patria Roja, y según Uceda, no intervienen en el funcionamiento de la empresa más que tomando las “decisiones políticas”, a pesar de que los beneficiarios estén muy poco enterados de ellas. La sospecha es, por sobre todo, válida: ¿cómo es que una institución que funciona tan bien pueda estar en manos de un grupo que trabaja a puertas cerradas?
La respuesta está en que, como cuando en el principio el caos del sindicato fue salvado por la ideología, a los profesores les importan poco lo que piensen los que administran su dinero, siempre y cuando se encarguen de proveerles el crédito más conveniente mientras hacen crecer el dinero que les asegurará una buena jubilación en el futuro.
En pocas palabras, a los profesores no le molesta depender de una organización con evidentes ideologías extremistas, siempre y cuando se encarguen de cuidar bien de sus intereses. Llegamos a la conclusión de que no hay que preocuparse de los escolares reciban influencia marxista en las aulas de un colegio, sino de que los profesores cumplan con su trabajo pensando solo en su propio futuro.
“Nueva izquierda”
La situación no sería tan grave si no contáramos con el “renacer” de la izquierda en ocasión de la reciente contienda electoral en Lima. Susana Villarán puso otra vez de moda a los partidos políticos MNI y PC - Patria Roja, y su ya confirmada victoria es fruto de esa alianza. Las “malas juntas” de Villarán no le trajeron graves problemas. Todo lo contrario. Se puede decir que le beneficiaron.
Según Uceda, la filiación con los partidos de izquierda le hicieron ganar la candidata de FS los votos de una gran parte del magisterio. Pero más que por la ideología que su dirección profesa, los profesores parecen haberse dejado llevar por la opción que asegure sus intereses, a pesar de que no estén de acuerdo con la municipalización de la educación, para la que, por cierto, “Susy” no se preparó.
Las piezas del juego están sobre la mesa. Según Uceda, la tendencia nos dice que Susana se verá obligada a negociar con el SUTEP, lo que a la larga significa dejar en manos de la izquierda la solución de un problema tan sensible como el de la educación pública en Lima. Y es seguro que el APRA, que mantiene una presencia “amigable” en el sindicato, participará de esa contienda.
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