lunes, 18 de octubre de 2010

Tantas veces Allison

A menos de un año de haber sido detenido por contrabando de dinero en efectivo, Francis Allison es re-elegido, por tercera vez, alcalde de Magdalena

Había una vez, una tierra donde todo era posible. Donde la corrupción y ocasionales descuidos al declarar propiedades o dinero en efectivo escondido bajo la chaqueta son olvidados en un abrir y cerrar de urnas. Se dice que es la tierra prometida del político ¿Si existe? Claro que existe. Se llama Perú.

Francis Allison, entró al ámbito político en el 2003, bajo la tutela del PPC. Le bastó un poco de esfuerzo y empeño para hacerse con la alcaldía del mismo distrito del que su padre había sido alcalde años antes, Magdalena. Su primer mandato concluyó exitosamente y Allison, distanciado del PPC volvió a postular a la alcaldía por medio de Solidaridad Nacional. Fue re-elegido por un apabullante 80% de votos.
En algún momento de su gestión Allison fue tentado por el poder. Por la promesa de la tierra en donde todo es posible. A ciencia cierta, no se sabe ni cómo ni por qué, pero el 11 de Junio del 2009 el alcalde dejó su puesto para asumir la cartera de del ministerio de vivienda. Y fue desde ese día que el intachable burgomaestre vio su prominente carrera política irse en picada.

En setiembre del 2009, a solo tres meses de haber sido nombrado, Allison presentó su carta de renuncia en medio de una controversia que se lo tragaba vivo. Un mes antes había comenzado su tortura. Se le vinculó con la empresa Bussines Track  acusándosele de brindar asesoría legal a dicha empresa, culpada por realizar el tan famoso “chuponeo” en el caso de los Petroaudios.

Lo que ocurrió, nunca fue esclarecido del todo. Allison decía que el presidente estaba enterado de sus vínculos con la empresa y el presidente se lavaba las manos. Todo esto hizo que la participación del alcalde en el asunto quede como algo turbio en la mente de los peruanos. Lo cierto es que después de su renuncia, Allison desapareció del mapa.

Pero a pesar de haber sido tragado ya por este tornado de incongruencias, el político no tardó en hacer titulares otra vez. En esta ocasión, un tema muy distante al que recordábamos inundó las carátulas de los periódicos limeños a fines de noviembre del 2009. Allison y su esposa se encontraban bajo arresto domiciliario en EE.UU por los cargos de falso testimonio, contrabando de dinero en efectivo y omisión de declaración ante un magistrado federal.

El ex ministro, ex alcalde, ex figura respetable de nuestra ciudad, afrontaba una pena de hasta cinco años por “olvidarse” de declarar 50.250 dólares americanos antes de su salida del país del norte. Sus argumentos fueron tan incoherentes como la situación en sí. Que su esposa se había olvidado que el dinero estaba en su bolso, que, a pesar de haber realizado frecuentes viajes a dicho país y ser abogado, no tenían conocimiento de que tal suma de dinero debía ser declarada, que fue todo un malentendido, etc. Lo cierto es que los Allison, esposa incluida, tienen prohibido el ingreso a dicho país y debieron pagar una fianza de 100,000 dólares para ser puestos en libertad.

Y claro, una pensaría que la carrera del alguna vez prometedor político se terminó por fregar en ese momento. Pero no olvidemos que vivimos en la tierra del olvido.

Hace una semana fueron los comicios electorales para elegir a una nueva generación de burgomaestres. Y sin que nadie se sorprenda mucho, Allison, luego de ser tachado y vuelto a habilitar pro el JNE, se presentó a la re-re- elección de su tan querido distrito. Lo que pasó después no es difícil de imaginar. Con un respetable 50% de votos a favor, el ex alcalde, el ex ministro, ex presidiario, fue electo para un tercer mandato.

Esa es la magia de nuestra tierra. Tierra donde tal es el olvido, que la construcción de un museo de la memoria para recordar los años del terrorismo que nos marcan hasta hoy, es necesaria ¿Quizá un museo de la memoria política también lo sea? No lo creo. Lo que aquí ocurre es pura costumbre, costumbre de olvidar el pasado y reinventar un futuro con las mismas fichas que armaron ese pasado tan poco esperanzador y nocivo. Un pasado que nos hizo daño y que ahora buscamos reproducir con la esperanza de que esta vez las cosas si serán diferentes. Que dios nos coja confesados.

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