lunes, 25 de octubre de 2010

Clarin y Cristina, ni pena ni olvido

Sigue la querella

La polémica de Clarín y el gobierno K escribe un nuevo capítulo, después de Fibertel vino Papel Prensa.                                                            
“Quien controla Papel Prensa, controla la información en Argentina”. Con esta frase se dio inicio al nuevo capítulo de polémica entre el grupo multimedios Clarin, el más importante en Argentina y dueño mayoritario de Papel Prensa, frente al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que está a pocos meses de culminar su mandato.
Ley de medios, denominada ley mordaza por el Foro de Periodismo Argentino (Fopea); carteles  con la frase “Clarin miente” en las calles (2009); afiches contra periodistas del grupo Clarín, en abril de 2010 y, ahora, la denuncia  contra el grupo más crítico al gobierno sobre la compra de Papel Prensa. Todo parecería ser un carga montón al  grupo que dirige Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble, pero ¿cuál es la realidad?
El diario Clarin tiene gran presencia en el escenario político argentino junto con La Nación, el más antiguo del país y pieza sustancial del conglomerado Clarin. Ambos son diarios bastante críticos con el gobierno. A ojos de la sociedad civil,  se están utilizando los antecedentes de la compra de Papel Prensa para vincular a Clarin con el pasado oscuro del país, la dictadura militar de Videla. Cristina y el oficialismo señalan que la compra fue ilícita.
“Cuando yo estuve en Argentina, las cosas andaban bien con Néstor K. A raíz del problema con el campo hace año y medio, las cosas cambiaron” dice Diego Peralta, redactor web en Clarín el 2007, hoy en El Comercio. Recuerda que cuando Néstor [Kirchner] estaba en el gobierno, trataba de llevar  relaciones aceptables con los medios de comunicación.
Contrario a esto, para el historiador y periodista argentino Ernesto Cussianovich, “la andanada de críticas y respuestas  entre el gobierno y la prensa, en particular el grupo Clarin, ya se habían iniciado con el gobierno de Néstor, pero se agudizó y se hicieron muy violentas  en los último dos años. Con Cristina ya en el poder, se tornó en lo que es hoy. Prácticamente, una guerra.”


Diario Clarin y la política K   
En el 2008 se inicia la historia, las portadas de Clarín y La Nación empiezan a lanzar diatribas contra el manejo político y  medidas económicas del incipiente gobierno.

A tres meses de haber asumido Cristina Fernández, se desató el conflicto con el campo. El Grupo Clarin apoyó los reclamos populares y criticó sutilmente a la Casa Rosada. En un momento de cambio de mandato y alta tensión social, esto fue letal para los Kirchner. ¿Resultado? Los sectores agrícolas y ganaderos, medulares en la sociedad argentina, tuvieron mayor apoyo, por lo cual sus reclamos fueron atendidos tras largas jornadas de lucha, en desmedro de la voluntad del gobierno.
Ese mismo año, el oficialismo empezó a atacar a Clarin y a plantear -justo en ese contexto- la polémica Ley de medios, mecanismo para desmonopolizar la prensa en Argentina, que desde ya tenía al principal perjudicado en la empresa de Herrera de Noble.
Además, durante el mandato de CFK (como conocen a Cristina en los medios porteños) se derogó el decreto de extensión de licencia a las empresas comunicacionales. Esta ley había sido aprobada el año 2007 cuando Néstor K aún era presidente y estaba próximo a entregar la banda presidencial a su esposa. La medida beneficiaba notoriamente  a Clarin y permitió la posterior compra de una nueva empresa de televisión por cable.
Cablevisión y Fibertel son las dos compañías de cable, propiedad del conglomerado. Y hoy, ya sin la ley, se presentan nuevas fricciones entre el gobierno y Clarin por esta compra y “las actividades monopólicas del grupo multimedios”, como sostiene el gobierno. Las acciones que ha tomado el gobierno afectaron principalmente a la compañía que dirigen  Magnetto y Herrera de Noble.

“Para el gobierno, Clarin es un medio de oposición; para Clarin,
el gobierno es demasiado autoritario”
Las opiniones de los argentinos están divididas. Ernesto Cussianovich cuenta que Clarín ha tenido una vocación monopólica desde hace iempo y  nos extiende su pregunta,  ¿eso justifica o no que un gobierno intente cortar esta presión monopólica y  a la libertad de expresión, utilizando  como argumento su conflicto político con Clarin? Esa es la base de la discusión. Clarin no es en este conflicto inocente, por haber sido parte de gobiernos non santos, pero ha sido siempre blanco de las medidas del gobierno K.

“Clarin sí es un monopolio”

En Argentina, la empresa multimedios más grande y poderosa tiene rubricado el nombre del Grupo Clarin.  El holding incluye además de medios escritos, acciones importantes de Papel Prensa,  que es lo que da el insumo para producción del diario. También produce servicios de Internet, radio y televisión por cable, a través de Fibertel, con casi millón y medio de asociados.  Y, todavía más,  posee a las  compañías distribuidoras más importantes del país.

El Grupo Clarin vendría a ser, a grandes rasgos,  como el grupo El Comercio en el Perú, aunque “a El Comercio le falta para ser como Clarín porque si bien tiene canal N, no posee radio, ni servicio de internet y cable como el multimedios argentino”, comenta Peralta. Y nos deja una pregunta para pensar “además, sería demasiado que brindara todos estos servicios, ¿no?” 
El peruanísimo Grupo El Comercio posee  acciones en dos canales de televisión (Canal N y América Televisión), cuatro diarios (El Comercio, Perú 21, el popular Trome y Depor), la empresa gráfica del mismo nombre y las respectivas versiones online. Todas tienen el sello de la familia Miró Quesada.

“El Grupo Clarin es más grande pese a que se fundó mucho tiempo después que El Comercio, en 1945. La incursión en multimedia desde los años 90, mientras El Comercio hace menos de una década, y la cantidad de servicios que ofrecen, los hace dispares.”, asegura Isabel Carreño, redactora de Internacionales en el diario La República. No obstante, estos grupos comunicacionales tienen características monopólicas resaltantes en cada uno de sus países.
“La Nación de Argentina (del Grupo Clarin) es el diario similar a El Comercio, tienen una línea más conservadora.”

Reacciones internacionales
La presentación del informe y el curso de las imputaciones fue sindicado por la prensa internacional como un “nuevo intento del gobierno para adocenar a la prensa argentina” según el diario El País de España. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó mediante comunicado la preocupación que generaba las medidas del gobierno frente al grupo crítico Clarín.
La Red Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX) mandó la alerta de que se trataba de reprimir a un medio y afectar sus intereses, justo cuando las empresas del grupo Clarin investigan los malos manejos en una institución de subsidios agropecuarios  y critican las medidas populistas. Una presión que va más allá de un genuino interés por la equidad del insumo de papel.
En el Perú, la editorial del diario El Comercio
enunció “el intolerante modelo chavista se repite en Argentina” al día siguiente de la denuncia. Idea que es compartida por Isabel Carreño, de la sección Internacionales del diario  La República “es una medida más para amordazar a la prensa en ese país, por eso no ha prosperado” pero aclaró que “Ojo, tampoco todo lo que se dice es mentira. Existe una denuncia y nadie niega que Clarín es un monopolio.”





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