domingo, 31 de octubre de 2010

NO NOS VAMOS: la noche de las elecciones en la plaza San Martín

Fue una campaña larga con final de fotografía. Pasadas las 4 de la tarde del domingo 3 de octubre, el frontis del hotel Bolivar lucía lleno de simpatizantes de Fuerza Social. Esperaban las primeras declaraciones de la lideresa del partido ante el primer flash que daba como ganadora, a boca de urna, a Susana Villarán.

El ambiente era de incertidumbre. Todos los medios de prensa habían instalado sus móviles lo más cerca posible del cerco policial que resguardaba la puerta del tradicional hotel. Canal N, ATV, América TV, RPP, Radio Capital, Trome, El Comercio, La República, así como gran cantidad de reporteros freelance, se aglutinaban lo más cerca posible de la puerta del hotel. La atención del público estaba fijada en un balconcito del tercer piso del hotel.

-         ¿Cómo ha visto la prensa el primer flash? – Pregunté a un periodista de Radio Capital al llegar.
-         Con mucha cautela, – respondió – las primeras encuestas le han dado un margen muy pequeño. CPI ha dado una diferencia de 3 puntos y Apoyo, de solo 2.
-         ¿Se esperan declaraciones de la Sra. Villarán?
-         Ella ha declarado que no va a decir nada hasta las 8 de la noche, que salen los resultados oficiales.

Conforme avanzaba la tarde, la plaza se seguía llenando de personas. Simpatizantes, paseantes, curiosos, adultos, jóvenes y niños se reunían en una multitudinal manifestación llena de chalinas verdes, silbatos y stickers del símbolo de la “FS”. Los ambulantes se paseaban entre la multitud. Las chalinas estaban a la orden del día, también los ya clásicos chicle-cigarrillo-caramelo y el “chocolate para la angustia” pregonado por algunos.

Ante el primer flash, el equipo técnico de Fuerza Social salió por el balcón. Los ánimos de las hasta entonces relativamente pocas personas reunidas se exaltaron. Los cánticos no se hicieron esperar.

“¡SUSANA YA GANO, EL PUEBLO LA ELIGIO! ¡FUERZA SOCIAL!”

Mientras afuera el ambiente era relativamente tranquilo – salvo en los pequeños momentos en que la puerta del balcón se abría – en la habitación alquilada por FS se vivía una fiesta. Nadie la vio desde afuera, pero las cámaras de TV mostraban a una Susana Villarán emocionada al punto de saltar sobre la cama. Esporádicamente salía a saludar. Se limitaba a abrir los brazos y no decir nada, pero su sola presencia bastaba para animar el ambiente.

¡SUSANA YA GANO, EL MIEDO SE ACABO! ¡SUSANA YA GANÓ, LA DERECHA SE JODIÓ!

Todos se mantenían a la expectativa. Comentarios iban, comentarios venían. Los resultados oficiales se esperaban a las 8pm, pero el que menos iba con una radio portátil, al tanto de los avances del conteo rápido. Hacia el centro de la muchedumbre, muy cerca de la entrada del hotel Bolivar, un grupo manifestaba su rechazo a un supuesto fraude por parte de la competencia. Según ellos, era muy posible que los personeros del PPC impugnaran demasiados votos para el beneficio de su candidata. La demora en el conteo y el estrecho margen les parecían sospechosos.

-         Se podría esperar un fraude, sobre todo por las declaraciones de Lourdes Flores y los personeros. Es lógico: el pueblo ha elegido a Villarán. Hay un grupo grande de personas dispuesto a marchar al palacio Municipal. Ha habido una campaña muy sucia – declaraban algunos.

En mesa, el conteo se convirtió en una batalla por los votos. Según algunas fuentes, los personeros de Fuerza Social estaban en una relación de un personero por cada tres mesas. En distritos como San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores o Comas, casi no había personeros de FS y temían que sus rivales impugnaran votos demás. En ese sentido, las posibilidades de perder aumentaban, en opinión de muchos.

Nadie imaginaba en ese momento que en los días siguientes habría más de 8000 actas observadas, que el conteo oficial seguiría inconcluso tres semanas después, ni que Lourdes Flores aceptaría su derrota 23 días después, cuando ya era imposible voltear la elección. Esa tarde, lo único que se sabía era que la boca de urna daba como ganadora a Susana Villarán y que la plaza San Martín se había convertido en el centro de una enorme manifestación espontánea donde tanto simpatizantes de FS como opositores del PPC esperaban la victoria.

Desde hacía semanas, la batalla era contra los partidos tradicionales, encarnados en la imagen de Lourdes Flores y la continuidad de las políticas de Luis Castañeda Lossio. Cualquiera que considerara al saliente alcalde como un sinvergüenza, que rechazara rotundamente el apoyo económico de César Cataño a Flores, o que estuviera contra la guerra sucia mediática contra Villarán, estaba reunido el 3 de octubre.

Había gente volanteando panfletos con las teorías de Noam Chomsky: un decálogo de lo que los poderosos hacen para dominar al pueblo. Otros vendían el periódico mensual “Juan Pueblo”, que pregonaba denuncias por guerra sucia y anticipaban el triunfo de Susana Villarán dos semanas antes de las elecciones. “Juan Pueblo” parecía ser un periódico más bien revolucionario, con textos apasionados, loas a los gobiernos de Chávez y Fidel Castro e incluso felicitaciones a la embajada norcoreana por el aniversario de la revolución comunista en su país.

Todas las sangres limeñas estaban reunidas. Tal vez no se había reunido mar de gente semejante desde las manifestaciones contra Fujimori a finales de la década pasada. Mientras avanzaba la tarde, aumentaban los simpatizantes, las banderas blancas y chalinas verdes. No solo las izquierdas, desde las más extremas a las más “caviares” estaban allí. Colectivos de artistas independientes, simpatizantes no politizados e incluso simpatizantes de otros partidos, formaban un mosaico heterogéneo que dominaba la plaza y se unían al coro de una frase simple, pero contundente:

¡QUE AHORA DIGAN, QUE SOMOS MINORÍA!

En sus pocas salidas al balcón Susana Villarán pedía paciencia y trataba de transmitir calma a sus seguidores. A pesar de ello, parecía imposible contener la alegría. Era necesario conocer resultados oficiales que debían llegar a partir de las 8pm. Pero la hora esperada llegó y aún nada. Se rumoreaba, eso sí, que las cifras oficiales demorarían. Algunos daban las 9 como la hora del primer conteo oficial; otros, pasadas las 10. Los más desconfiados pensaban que los resultados se invertirían entre gallos y medianoche.

-         Estamos en una vigilia – vociferaba Villarán en una de sus salidas al balcón – quedémonos a esperar las cifras oficiales. ¡Estamos ganando!

Para ese momento había unas mil quinientas personas reunidas en la Plaza San Martín.
Recién a las 10 y media de la noche se supieron los primeros resultados. Resultados que este cronista alcanzó a ver en la TV desde su casa. Lo que se sabe es que Susana Villarán salió algunas veces más, siendo la última cerca de la media noche.

-         Pueden irse a su casa si así lo desean. ¡Estamos ganando, ahora solo queda esperar!
-         ¡NO NOS VAMOS! Respondió la multitud.

Y la gente, que ya se había chantado en la plaza, se quedó.

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