lunes, 11 de octubre de 2010

El rey detrás de los festejos

El maestro José Villalobos Cavero y una de sus
mejores compañeras: el cajón.
El festejo sigue vivo, porque él lo está. Aunque no muchos sepan quién es, él es el padre de la música negra, y  ha regalado canciones que siempre estarán presentes en  toda jarana. 
José Villalobos Cavero va más de una vida amando el criollismo y regalándole canciones. Todas sus composiciones le han dado una satisfacción, pero tres de ellas le llenan de orgullo. Saber que en toda jarana, las personas continúan pidiendo “La comadre Cocoliche”, “Mueve tu cucú” y “El negrito Chinchiví” para cantarlas y bailarlas, le dibuja una sonrisa en su rostro y su mente viaja una años atrás, para recordar cuando soñaba en formar parte de los grandes del criollismo.
Aunque la mayoría de personas creen que esas canciones fueron propias de Arturo Zambo Cavero o de Lucia Campos, por haberlas interpretado; él sabe que salieron de su imaginación.
 “La vida es bonita”
Se dice que todo criollo es alegre, sencillo, conocedor de algún instrumento y jaranero. Don Pepe Villalobos cumple con estos requisitos. Con una chispa única y siendo positivo, se involucra en toda conversación. “Por qué renegar, si la vida es bonita. Por eso me mantengo joven, porque cual muchachito veo y vivo la vida como si fuera mi último día”, comenta.    
Con manos hábiles, Don Pepe toca el cajón, la quijada y la guitarra, a la que le tiene un cariño especial por ser su mejor compañera. Según él, sin ella, no podría haber compuesto estas joyas criollas. “Mi padre ama su guitarra. Cuando éramos pequeños, podíamos jugar con cualquier cosa, excepto tocar la guitarra. Esto era y continúa siendo sagrada”, cuenta su Hija María Villalobos Ruiz.
Con sus 80 años, el maestro José Villalobos Cavero continúa agradeciéndole a la música criolla. Su mejor forma de hacerlo es cantando en peñas y amenizando alguna jarana que hay en su barrio. Le da pena que estas reuniones no sean tan seguidas como lo era antes y se aferra a la idea de que el criollismo no desaparezca.
Criollo desde niño
Su creatividad y amor por la música criolla le debe a los Barrios Altos de sus amores. Para él, esa fue su mejor escuela, pues en todas las casonas como en las calles escuchaba a grandes cantantes y se topaba con buenos guitarristas. “Yo no nací en una cuna de oro, pero crecí en un ambiente en donde el criollismo se podía sentir, ver y oler”, dice.
Vivió al costado de la casa donde practicaban el grupo criollo Ricardo Palma y como todo pequeño curioso escuchaba detrás de las paredes. Cada ensayo musical, era una lección a la que no podía faltar. Llegar a ser como ellos era su sueño y nada se lo iba a quitar, mucho menos la pobreza.
A falta de cajón, estaban las paredes y las puertas. Con ellas. A los 10 años ya sabía emplear este instrumento. Comprar un cajón, implicaba dinero y la familia Villalobos no lo tenía. Con el trascurso del tiempo, las clases clandestinas detrás de las paredes, también tuvieron sus frutos. Aprendió de memoria valses, marineras norteñas, polcas, pasosdobles, resbalosas y panalivios.
Su pasión fue aperciada por el criollo Víctor Arciniegas y Don Pepe Villalobos pudo entrar a este mundo con el que soñaba y el que le daría muchas alegrías, como dice.
Creaciones a la voz del ‘Zambo Cavero’
“Una tarde mientras Arturo me visitaba, escuchó varias de mis composiciones y le gustaron un par de ellas”, cuenta. El fallecido y recordado Arturo ‘Zambo’ Cavero fue primo del maestro Villalobos. El criollismo se lleva en la sangre.
José Villalobos Cavero acompañando al Zambo Cavero con
la guitarra.
Sus creaciones encantaron al Zambo, que pese a estar haciendo un disco de valses, las incluyó. Desde ese momento “Mueve tu cucú”, “El negrito Chinchiví”, “La carimba” y “En el galpón”, formaron parte del repertorio de nuestro moreno.
Don Pepe recuerda con un gran aprecio a su primo. Comenta que la disquera IEMPSA no quería que sus canciones integraran el disco, pero que, el Zambo Cavero lo hizo y confió en él, en su habilidad y en su creatividad por componer.
Sin embargo, pocas veces pudieron cantar a dúo. La última vez lo hicieron fue en una de las emisiones del programa Corazón Peruano de Cecilia Barraza. Al fallecer su primo, José Villalobos dice que parte de sus canciones han muerto, porque el ‘Zambo’ las cantaba con corazón, con esas ganas con las que él los había escrito, para que los peruanos  escucharen.
Yo soy la comadre Cocoliche
 “Mi comadre Cocoliche” es una de las canciones más conocidas. Pero, ¿quién es la comadre cocoliche? “Mi padre siempre ha tratado de componer las canciones, vinculándolas con situaciones cotidianas, y eso pasó en esta canción. Yo soy la comadre cocoliche”, comenta su hija Rosa Villalobos Ruiz, como si fuese un secreto.
Don Pepe Villalobos creó el personaje de la comadre cocoliche, teniéndola como referencia. Cocoliche se les decía a las niñas con cabello bien ondulado y picaras. Viendo a su hija con esas características, trató de imaginársela adulta y le compuso la canción.
Pero él no sólo las vincula con la realidad, el ritmo es indispensable. “Yo compongo pensando en que tendrán coreografía”, explica. Quizá por esta razón, las personas lo bailan y no forma parte del baúl de los recuerdos.
Reconocimiento, más vale tarde que nunca   
Fuera del ámbito criollo, muy pocos lo conocen. A los cantantes y compositores de música criolla sólo se les recuerda cuando están mal o cuando mueren. Ésta indiferencia y el olvido lo entristece.
Sin embargo, cree que hay instituciones que desean que el criollismo no desaparezca y eso reconocen a diversas figuras como a él. Su trabajo ha sido apreciado más de una vez. En las paredes y muebles de su sala se encuentran llenos de premios y trofeos. Ha ganado por tres veces consecutivas el Festival de Música Negra de Cañete y ha sido agasajado por los años dedicados a su profesión de músico criollo por la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC).
Pero, los premios sobran cuando tiene hambre o  siente que su salud no anda bien. Hace dos años va gestionando una pensión de gracia, que se lo merece por tener las Palmas Artísticas en el Grado de Maestro; sin embargo, hasta ahora sigue esperando.
Personajes como él, se encuentran extraviados, acostumbaros al anonimato, porque así han crecido . El maestro José Villalobos Cavero sencillo y amante de la música criolla forma parte de ese conjunto de protagonistas extraordinarios que el país necesita recuperar para fortalecer en la sociedad el orgullo de ser peruanos y para hacerlo sentir a él una alegría inmenza por todo lo que nos a brindado, quiza sin darse cuenta.  

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