Después de la salida de Kouri, la campaña de Lourdes tuvo que replantearse porque hasta ese momento se hizo hincapié en la llamada “línea divisoria entre la decencia y la corrupción”. Esto significó la lucha contra un solo candidato obviando por completo algún outsider. La subida de Susana Villarán, según ellos, se debe a su campaña franciscana. Probablemente fue su imagen la que propició la salida del grupo de los pequeños candidatos: Mujer, política, aliada con los jóvenes, austera, buena gente.
La imagen de Susana ha atraído al electorado y no tanto el partido de Fuerza Social. Quizá por esta razón los ataques continuos contra su partido no se han reflejado en las encuestas. Susana Villarán proyecta una personalidad al partido y no el partido a ella. Por eso la relación con el MNI, Patria Roja, Sutep no es impedimento para votar por Susana, aunque sí una preocupación en algunos sectores más conservadores.
En el transcurso de la campaña Lourdes ha llegado a aplicar la línea de la prudencia contra el extremismo. El voto responsable por delante. El problema es que ella no salió victoriosa del tema decencia – corrupción por el tema de Cataño. Incluso ha sido un búmeran frente a sus planteamientos. Su imagen no ha ido a la par con la campaña política. Lo más terrible fue que los escándalos la comprometen a ella directamente y como consecuencia la desconfianza del público.
En cuanto a las propuestas, el plan de gobierno de PPC- Unidad Nacional, vasto y algo denso compromete muchas soluciones técnicas que implican cantidades que el público no puede imaginar qué consecuencias tendrá en la ciudad. Mientras fuerza social, ha planteado cosas más concretas y sustanciales como la reorganización de las líneas de transporte, por ejemplo. Han apuntado a gastar lo menos posible y obtener buenos resultados, lógica sencilla que usa el público cotidianamente.
A la dificultad de compatibilizar Lourdes con la imagen que desea proyectar como candidata se ha sumado este fenómeno de “todos contra Susana”, cada uno con sus motivos. Ollanta Humala queriendo sumarse a la fuerza de izquierda, Alan proyectándose a las subsiguientes elecciones, Castañeda ganando tranquilidad para su candidatura, Toledo tratando de recibir apoyo de la derecha.
Susana, por su lado, ha sido lo más coherente posible. Ha respondido solo para aclarar insinuaciones y ataques como candidata que se centra en el pueblo. La campaña al margen de la guerra sucia ha sido una apuesta provechosa. Además, la contienda no la está planteando directamente sobre Lourdes, sino sobre los problemas sociales y los candidatos en su totalidad. De ser cierto que la izquierda radical está controlada es muy probable que marque una nueva tendencia del electorado.
En una elección donde se decía que las propuestas estaban antes que las ideologías, los cambios se han gestado a partir de las últimas: Intento fallido de presagiar el ascenso radical, la intromisión de otros partidos, la relación derecha – grandes capitales. Al final de campaña poco se ha profundizado, debatido y rebatido propuestas. Producto del encuentro entre izquierda versus derecha. Poco queda por definir en esta última semana.
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