lunes, 13 de diciembre de 2010

La inseguridad domina las calles de Lima

Problemas y propuestas a la orden del día.

Los acompañaba cada vez que se presentaba la ocasión. Ese domingo de Agosto, la niña Romina Cornejo viajaba en el auto de sus abuelos. Ella estaba sentada en la parte de atrás del carro con su abuela, cuando fueron interceptados por dos autos. Uno de los delincuentes se acercó por el lado del chofer, abuelo de Romina, con el fin de quitarle dos mil dólares. Al resistirse, se oyeron disparos que impactaron a la niña, dejándola cuadripléjica.

Este es uno de los tantos casos que, casi a diario, suceden en nuestra capital. Siendo uno de los ataques delincuenciales que más afectó al país al ser la víctima una niña de tan solo tres años. Además, hizo recordar que el hampa puede actuar a sus anchas, sobre todo en una ciudad donde poco o nada se hace para enfrentarlo. ¿Cuáles son los problemas para revertir esta situación y qué se está haciendo para combatir esta ola delincuencial que cada día crece irreversiblemente?



Problemas
Para el antropólogo Gabriel Prado, experto en temas de seguridad ciudadana, el problema radica en una falta de política de estado. “El asunto es que todos los planes que se han hecho desde el Ministerio del Interior no han tenido una coherencia entre sí, una articulación. Ha habido políticas erráticas, ocurrencias del ministro de turno”. Según Prado, todos los ministros del Interior han tenido una receta propia contra la inseguridad ciudadana.

Como se recuerda, durante este gobierno hubo distintos nombres en la cartera del Interior y cada uno tuvo su propia estrategia de combatir la delincuencia. Por ejemplo, Remigio Hernani, priorizó la investigación policial sobre las actividades preventivas, como el patrullaje. Pilar Mazzetti propuso el ‘Plan Telaraña’, un trabajo conjunto entre la policía y el serenazgo de cada distrito. Luego vino el Plan protégeme de Luis Alva Castro, el Plan de Arresto Ciudadano de Mercedes Cabanillas, el Plan Taxi Cívico de Octavio Salazar. Es decir, con cada cambio de Ministro, un nuevo plan para combatir la inseguridad. Se imponía la forma antes que el fondo.

Y hasta hace poco, antes de su salida del ministerio del Interior, el titular de dicho sector, Fernando Barrios, proponía que debe existir un trabajo articulado entre la PNP y el Serenazgo puesto que hay municipalidades que cuentas con recursos de primer mundo.

Además, anunció que para la modernización ya se compraron 4,000 computadoras para las comisarías del país, y se está licitando 17 millones de dólares para implementar la banda ancha que permita a las comisarías mantener videoconferencias e intercambiar información.

También señaló que ya se convocó a licitación por 56 millones de soles el sistema de radio troncalizado, para que el sereno, el policía, y el vigilante privado puedan interconectarse en una misma frecuencia.

Sin embargo, con la renuncia al cargo de Barrios se vuelve a lo que se dijo anteriormente: el cambio repentino de Ministro, sea cual fuera la razón, hace que nuevamente se vea en peligro esta decisión ya tomada, y por ende, el cambio de plan. Lo que trae como consecuencia la detención de la lucha contra la delincuencia. Delincuencia que, por el contrario, avance rápidamente.

Esto hace suponer que no se hará mucho contra la delincuencia, sobre todo si tenemos en cuenta que el sector del Ministerio del Interior, es el de mayor recambio de timón: 6 ministros en 52 meses, es decir un ministro cada 8 meses y medio. Esto confirma que se trata de un sector complejo, pero también que el Gobierno no ha sabido escoger bien a los ministros ni tampoco trazar una política de Estado integral, coherente y efectiva para afrontar el gravísimo problema de la inseguridad que, junto con la corrupción, es la mayor preocupación de la mayoría ciudadana.

En tal escenario, se ha nombrado como ministro al general Miguel Hidalgo, de notable trayectoria profesional, pero a quien se ha involucrado en casos de inconducta por uso de un vehículo oficial para fines particulares y en el escándalo de BTR y ‘petroaudios’, lo que deberá aclarar en las instancias correspondientes. ¿Qué podrá hacer en el poco tiempo que resta de gestión? ¿Solo visar la transición al próximo gobierno?

Otro de los problemas que se presentan para combatir la inseguridad en la ciudad es la falta de un sistema de información. En el caso de la seguridad ciudadana –explica el especialista Gabriel Prado– no existe en nuestro país un ente que registre las cifras de criminalidad que emiten por separado la Policía, la Fiscalía, los institutos de opinión pública y el Poder Judicial, y difunda periódicamente una versión única y consensuada. Así, por un lado, están las encuestas de opinión que recogen la percepción de inseguridad de la población y, por el otro, las incipientes bases de datos de la Policía sobre la ocurrencia de los delitos. “La información sobre este tema resulta insuficiente. Así no se puede hacer políticas públicas”, sentencia Prado.

Lo que se quiere hacerNo obstante, hace un mes, el pleno del Congreso aprobó por unanimidad autorizar a los gobiernos regionales, alcaldes provinciales y autoridades edilicias distritales a que en adelante puedan girar recursos en favor de la Policía Nacional. Esto, con la finalidad de contribuir a equipar a sus miembros y modernizar la infraestructura policial, como parte de sus competencias compartidas. Pero, hasta el momento no se ha puesto en práctica.

Otra de las soluciones fue propuesta por el congresista Isaac Mekler, quien anunció que presentará un proyecto de ley que permita a los serenos dirigir el tráfico vehicular, para aumentar el número de policías en la lucha contra la delincuencia.


Asimismo, el parlamentario indicó que se estudiará la aplicación de penas más severas para los jóvenes entre 16 y 18 años, quienes delinquen con robos menores, y bajo el argumento que son menores de edad, no se les aplica penas efectivas en las cárceles.

Así pues, mientras poco o nada se avanza en el tema de la seguridad ciudadana, la ola criminal es cada vez más frecuente en las calles de la capital. Lo que la ciudadanía reclama es una urgente y firme reacción, coordinada con regiones y municipalidades, para devolver rumbo y consistencia al sector, con lo que se puedan desarticular las bandas de ladrones y secuestradores que siguen operando con indignante impunidad. Y no se vuelvan a repetir casos como el de la niña Romina.


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