domingo, 28 de noviembre de 2010

¿Comer o no comer? He ahí el dilema.

Si hay algo en lo que los padres de los que nacimos en los ochenta coinciden, es en la gran capacidad que tenemos para captar y asimilar los rápidos cambios tecnológicos que ocurren día a día ¿Cuántos de nosotros no hemos ayudado a alguno de nuestros papas a manejar un programa o a algún profesor a conectar algún cable en clase? Contamos con una amplia capacidad para adaptarnos a nuevos sistemas y asimilar cambios complejos a una velocidad impresionante.

Sin embargo, pareciera que cuando se trata de cosas más importantes y menos complicadas como lo es el cuidado de la salud, la mayoría de jóvenes fallamos en dar al tema la relevancia que este se merece.  Resulta paradójico que siendo la primera generación que crece sabiendo que la mayoría de información que necesitamos se encuentra a un click de distancia nos encontremos tan desinformados acerca de la importancia que tiene cuidar nuestro cuerpo.

Ciento cincuenta mil páginas aparecen en Google cuando escribimos ‘desorden alimenticio’-una cantidad similar aparece si tipeamos ‘problema’ en vez de ‘desorden’- es obvio que el tema tiene una gran acogida ya que este es un problema con el que nadie debería jugar. No obstante, si buscamos la frase  ‘bajar de peso rápido’ encontraremos casi un millón y medio de páginas dedicadas al tema.

En una entrevista dada a RPP, el médico psiquiatra Rolando Pomalima, explicó que los casos de anorexia y bulimia en adolescentes han aumentado en un 20 por ciento en relación al año pasado. Un porcentaje realmente alto para un problema que cada vez se vuelve más cotidiano.

Sin embargo, existe un gran número de chicas que sin tener anorexia o bulimia presentan signos trastornados acerca de la percepción del mundo que tienen. Son jóvenes que dicen vivir a dieta pero comen 5 barras de chocolates diarias, que dicen  no  tener  ningún  problema  de alimentación  pero  cada  vez que uno hace hincapié en que lo que están haciendo con su cuerpo al privarse de almorzar o desayunar no es sano, esbozan una sonrisa de orgullo y parecen reprimir el intento de saltar a abrazar al interlocutor de aquella maravillosa afirmación. 


Es cierto, los huesos no sobresalen de sus clavículas ni corren al baño cada vez que ingieren algún alimento. Son chicas que ‘pasan piola’ pero que a fin de cuentas, al igual que las anoréxicas y bulímicas, están creando daños en su organismo que, a la larga, pueden llegar a ser irreversibles.


Yo ya sé comer sola

Muchas veces el problema no deriva porque la joven en cuestión haya adquirido malos hábitos alimenticios en casa o porque no cuente con el dinero suficiente para comprar un almuerzo en la universidad, sino que este radica en la declarada autosuficiencia de las mismos.

Llegada la etapa universitaria, los jóvenes se encuentran de pronto, insertados en un mundo totalmente diferente. Descubren diferentes maneras de pensar, gente distinta a la del colegio y adquieren por fin esa tan ansiada independencia.

Según la nutricionista María Vera, la mayoría de jóvenes que siguen una dieta lo hace sin supervisión profesional y sin tener en cuenta cuantas vitaminas, carbohidratos o proteínas consumen. Se creen autosuficientes y capaces porque en una semana logran bajar un par de kilos cuando en realidad no saben las implicancias que esta dieta no supervisada puede traer.

“Cuando hago dieta las saco de revistas, dietas que me pasan mis amigas. Por ejemplo, la semana pasada hice la dieta de la sopa”, nos cuenta Tamara,20, estudiante de la PUCP. “La dieta consiste en tomar tres platos de sopa al día, fácil un paquete de galletas también”, agrega.

Al escoger que dieta seguir, la mayoría de chicas opta por escoger la que prometa resultados más rápidos, no importa si eso significa matarse de hambre, no comer en 5 días o vivir bajo la dieta de un preso.

Cuando le preguntamos por qué no seguía una dieta controlada con un nutricionista  o porque no optaba por hacer ejercicios, Sofía,22, comentó que era muy caro y que para hacer deporte requeriría de una mayor disponibilidad de tiempo- a pesar de que no trabaja o realiza actividad alguna fuera de la universidad. 

Pareciera que la inmediatez prima sobre toda coherencia. Y no es que estas chicas vivan  solas  y  que  nadie  se  ocupe  de  ellas. La  mayoría   provienen  de hogares en donde viven con papá, mamá, mascotas, etc. Tienen todo lo necesario para alimentarse correctamente y contar con una alimentación balanceada y sin embargo, la mayoría ha tenido algún  problema  con  algún  familiar  o  amigo  por  los  hábitos  que  mantienen.

No obstante,  todas le echan la culpa a los ánimos sobreprotectores de sus padres, los cuales a su parecer aun no asimilan que sus hijas ya no necesitan de sus cuidados. Hasta este punto podría parecer exagerado plantear que estas chicas están jugando con fuego, pero luego de hablar con la doctora Lourdes Aguero, nos dimos cuenta de que este es un tema de suma importancia.

Es necesario tomar conciencia de que este es un tema muy importante, ya que, como dice la doctora Lourdes Aguero, esta etapa es precisamente en la que se crean hábitos, los hábitos que se formen ahora los acompañaran toda la vida.


Virtualmente enfermas

 No es ningún secreto, vivimos en una época dominada por las imágenes. Lo visual lo ocupa todo, vallas en la calle, avisos en los periódicos, propaganda en internet, etc. Vivimos inmersos en todo lo que aparece en los medios, y es a partir de esas imágenes que creamos los estereotipos e ideales que queremos alcanzar. “Actualmente, no solo en el Perú sino en todo el mundo, los medios plantean un estereotipo inalcanzable para la mayoría de jóvenes”, comenta la psicóloga María Muro, “las características físicas de las modelos corresponden a visiones distorsionadas de la realidad, existen muy pocas que tienen la estructura ósea que presentan…Esto es muy difícil de asimilar por las jóvenes las cuales sienten que si no se ven  así es porque algo deben de haber hecho mal. Esto muchas veces se  traduce en problemas con la comida”.

En este punto también influyen los foros que encontramos en Internet. Foros por ‘ana’ – anorexia- y pro ‘mia’- bulimia- inundan junto con los blogs, el mundo del Internet. Aquí, no es extraño encontrar

Se vuelven grupos de apoyo, las foristas comparten con el resto de miembros de la comunidad las peripecias que han tenido que pasar durante el día para lograr que su trastorno pase desapercibido.  Entre ellas se dan ánimos, se apoyan y se incitan mutuamente a continuar con lo que las llevara a alcanzar la perfección deseada.

Por ejemplo, ‘daniiprincess15’ escribió hace una semana un post preguntando si alguno de los conectados al foro quería acompañarla en una ‘carrera’- tiempo determinado en que no se ingiere alimento, gana la que dura mas sin comer- y en menos de una hora, diez chicas ya se habían sumado a su convocatoria. Una semana después, dos de estas- las ‘ganadoras’- postearon orgullosas fotos del progreso logrado en la semana- vientres planos y  costillas salidas producto de quien sabe cuantas carreras-, las ‘perdedoras’ las felicitaron y alabaron su fuerza de voluntad. Quizá algún día ellas también podrían tener los huesos salidos y comprar ropa en el departamento de niños.

Como si se encontraran dentro de un supermercado o una tienda por departamentos,  mujeres de  todas las  edades ‘aprenden’  acerca de las dietas que
mejor les acomodan, a calcular cual es el peso real que deberían tener – porque, como diría Andrea, 21 , “no se puede confiar en la ‘distorsionada’ opinión de un nutricionista. Creen que todavía estamos en el siglo diecinueve, no se dan cuenta de que los parámetros han cambiado”.

Si bien en estos foros los consejos están dados para mujeres de todas las edades, el 90% de estos esta dedicado a niñas y adolescentes. Consejos acerca de como ocultar el largo periodo de ayuno por el que algunas pasan o como vomitar sin que sus padres se den cuenta. “Prende la ducha y pretende que estas tomando un baño, si puedes prender la radio mejor” es el consejo que ‘amigademia’ 


 Que pasen las protagonistas

 “Normalmente nunca desayuno, no me gusta sentarme en el salón y sentir que tengo el estomago lleno”, me dice Vania, 21,  al entrar a clase, luego de que le conté que ya que me quedé dormida me quedé sin tomar desayuno. Son las ocho de la mañana y parece un poco orgullosa de su hazaña, “además, hoy comencé la dieta que te conté por Messenger”, agrega. No obstante, minutos luego de comenzada la clase sale del salón y regresa con un paquete de Pícaras y una Coca Cola-  390 calorías. Luego, al terminar la clase me propone ir a la cafetería ya que ninguna de las dos ha tomado desayuno ahí se come una porción de salchipapas y otra coca cola más, 750 calorías. Ya van más de mil calorías y el reloj marca las 11:40am.

Un par de horas después, llegada la hora de almuerzo, nos encontramos nuevamente en la cafetería y mientras yo saco de mi mochila el almuerzo que traje, Vania decide comer un yogurt griego ya que ha desayunado muy tarde.

- ¿Y tu dieta?, le pregunto
- Esta es pues, hasta ahora no he desayunado y estoy almorzando un yogurt, aclara Vania, como si fuera lo más obvio del mundo.

Esta manera de hacer dieta, comenta la psicóloga María Muro, sólo ayuda a distorsionar la idea de nutrición que tienen las jóvenes, si es que esta idea de nutrición existe.  Finalizado el día, Vania no comió ninguna comida completa, ni suplió la cantidad de proteínas necesarias para que el cuerpo funcione correctamente pero las calorías que consumió superaron las 2300.

Una joven universitaria que realiza una actividad física moderada necesita – de acuerdo a su peso  y  contextura- consumir entre  1300 y  1800 calorías  por día si quiere tener un buen desempeño en clase y poder cumplir con sus obligaciones. Cualquier consumo por debajo de esa cantidad puede causar somnolencia, falta de concentración, poca retención al leer, etc.

“Que te vean comer es importante siempre y cuando estés comiendo lo indicado”, comenta  Andrea, “a mi  me encanta me que  digan pregunten cómo es que estoy tan flaca si como tantas cosas”. El clásico “¿eso es todo lo que vas a comer?” que muchos de nosotros hemos escuchado alguna vez proveniente de nuestros abuelos, deja de ser asimilado como algo malo para pasar a ser asimilada como un halago. Sí, eso es todo lo que voy a comer, 3 nuggets de pollo partidos en 20 pedazos para engañar al estómago

Sin embargo, como dijimos antes, no basta con comer por comer. Una persona podría comer el número exacto de calorías que su cuerpo requiere por día y estar mal nutrida de todas formas. Esa frase tan trillada “cantidad no es lo mismo que calidad”, cobra sentido al hablar de nutrición.


Las consecuencias 

Estos malos hábitos pueden generar a largo plazo una serie de problemas. Una joven que ahora se jacta de comer poco en el almuerzo pero que cuando cree que nadie la ve se atiborra de comida chatarra puede desarrollar problemas como presión alta, colesterol elevado, diabetes y riesgo cardiaco. Todo esto gracias al exceso de grasas producido por la comida chatarra. Y si además, agregamos que la mayoría de estas jóvenes fuma, nos hallamos frente a un coctel de factores nocivos verdaderamente letal. Esto no quiere decir que todas las jóvenes que tienen malos hábitos alimenticios vayan a morir todas de ataques al corazón ni mucho menos que estén condenadas de por vida, aun hay tiempo para que poco a poco vayan cambiando las malas prácticas.

Si bien, tanto hombres como mujeres deberían prestar una mayor atención a la manera en la que cuidan su alimentación, existen diversos factores que hacen que
la mujer sea la que mas cuidado debe dar al asunto. Primero que nada, la mal nutrición puede generar Anemia, y para bien o para mal, las mujeres son mas propensas a contraer esta enfermedad que los hombres y esto se debe principalmente a una razón: la menstruación. Debido a que las mujeres menstrúan estas deben usar un extra de energía y, como es obvio, sangre para suplir la descarga mensual.

Además, los problemas no son solo directos con las personas que presentan esa mal nutrición. Nuestra sociedad es cada vez más vieja, por esta razón los jóvenes deberíamos  preocuparnos por los problemas de salud a largo plazo. Es cierto, en esta etapa de nuestra vida todo nuestro organismo funciona como una maquina recién aceitada pero las consecuencias vendrán con los años. Prevenir es mejor que lamentar, otra frase trillada que se amolda perfectamente cuando de salud se trata.

Si bien es cierto que los problemas relacionados con la comida y la imagen que cada mujer tiene de si misma no son creación exclusiva de la ultima década, es cierto que en los últimos años la manera en la que en la que nos aproximamos a ellos ha cambiado enormemente. Es por eso que se torna necesario el crear una mayor conciencia acerca de las consecuencias que estos hábitos acarrean y acerca de las maneras en las que las jóvenes podemos comenzar a tomar en serio nuestra tan dejada de lado salud.

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