domingo, 21 de noviembre de 2010

El modelo alemán: Una forma distinta de manejar la política económica

Alemania es el único país industrializado que está creciendo y reduciendo el desempleo. Tiene una fuerte presencia estatal en una economía liberal que ha sido constante durante 20 años. Este sistema fue la clave para que mediante dos medidas, la reforma laboral y el bajo consumo, no cayera en la crisis económica de esta década.

La crisis mundial y Alemania
Estados Unidos fue uno de los ejemplo del modelo económico que llevaría a cualquier país al soñado crecimiento de una potencia. Le siguen otras naciones como Inglaterra y Francia. Países que ahora tienen una gran deuda fiscal, por inyectar dinero para reactivar sus economías y salvar los bancos que financian gran cantidad de negocios.
 
En los años de bonanza, cuando el sueño americano brillaba con todo esplendor, el liberalismo que había conseguido un crecimiento tal que se convirtió en el neoliberalismo exacerbado que reducía la presencia estatal a su mínima expresión en beneficio del mercado. 10 años después los gobiernos de casi todos los países industrializados han tenido que salvar sus economías porque las hipotecas, créditos y la especulación banquera colapsaron a escala mundial.
 
Desde antes y en paralelo Alemania se miró a sí misma y planteó un crecimiento diferente. Mediante la negociación con los sindicatos y gremios, el estado aplicó una reforma laboral importante. Principalmente empleó restricciones salariales para que sus ciudadanos no vivan por encima de sus capacidades (y necesidades) provocando una mayor productividad que influyó en sus exportaciones y un consumo modesto en comparación con los que fueron los países más prósperos.
 
Naturalmente el colapso mundial afectó la economía germana. No por una crisis interna que afligió el escenario global como el caso de Grecia, Irlanda o España. En este caso fue porque el principal motor alemán es la exportación y, debido a la reducción del consumo en la mayoría de las potencias y países del viejo mundo, el PBI se redujo en 5%, pero mantuvo ese nivel durante toda la crisis.
 
De todas formas el gobierno tomó medidas anticrisis: salvó algunos bancos que no sufrieron tanto como los norteamericanos y subsidió la continuidad de los trabajadores en las grandes empresas. Las empresas ya no producían tanto ni tenían la capacidad de pago a todos sus trabajadores. El denominado trabajo breve ayudó a mantener a los alemanes en sus centros de trabajo, laborando menos horas y produciendo lo necesario hasta que las exportaciones volvieran a incrementarse. El estado pagaba a la empresa las horas que ya no podía pagar a sus trabajadores, manteniendo la productividad a un nivel saludable y controlando el consumo. Ahora, la demanda de los países emergentes, sobre todo asiáticos, están reactivando las exportaciones alemanas y elevando su PBI. 
 
Para Esteban Engel, corresponsal de la agencia DPA alemana, existe una real y concreta cultura política y económica. Hay un consenso en la sociedad civil alemana en cuanto a que el estado tiene un rol y los ciudadanos tienen que dotarlo de recursos para que pueda actuar eficientemente y cumplir acciones importantes durante una crisis que, como consecuencia, evita el desempleo, sostiene la demanda interna, el consumo y, por tanto, la estabilidad económica. Este consenso evita conflictos, da continuidad a la política económica y permite tomar medidas durante momentos difíciles.
 
La Canciller Angela Merkel define la economía alemana como un capitalismo, basado en un consenso de responsabilidad social, con una red de protección del individuo y sistema de cogestión en grandes empresas; donde los trabajadores pueden participar de las decisiones que toman las compañías a través de los sindicatos y el consenso con los dueños y accionistas. Además, Merkel ha declarado que es un modelo exportable a las sociedades del mundo, incluso para Norteamérica.
 
Si bien Alemania está recuperándose como ninguno, todavía no termina de definirse la situación de varios países en Europa, lo que podría frenar su crecimiento. No hay duda de que los resultados que están obteniendo se deben a medidas coyunturales (como salvar algunos bancos y el trabajo breve), pero pueden sostenerse en reformas laborales y de consumo que, hechas desde antes de la crisis y en base a un consenso, han posibilitado las medidas para afrontar la recesión global.

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