He aquí la crónica de cómo en mi primera salida periodística, terminé magullada (de cuerpo y de alma).
Lunes 27 de setiembre del 2010. Gracias a unas gestiones afortunadas, conseguí el pase verde de Amnistía Internacional para poder, pensaba yo, ir a cubrir el debate de las candidatas a la alcaldía del momento: Susana Villarán y Lourdes Flores en el Centro de Comunicación Popular y Promoción del Desarrollo del distrito populoso de Villa El Salvador. El pase solo me permitía llegar a la puerta del centro, pues los guardias me dijeron que si no tenía el pase celeste, rosado o blanco de Amnistía, no podía entrar al evento.
Mi contacto y yo escuchábamos en la radio el debate de las dos señoras, en la calle, entre los seguidores de Flores para el lado de más tránsito vehicular, y del otro lado, los seguidores de Villarán, cuyos ánimos y barras fueron más estruendosos que el escenario con sonido que habían instalado para su rival; periodistas y camarógrafos que se habían quedado afuera; y camionetas autorizadas para transmitir el debate.
Se concluyó el debate como a las ocho de la noche, y quien hizo una rauda aparición fue Susana Villarán. Lo que no había calculado era la cantidad de periodistas y camarógrafos que iban tras ella, cual jauría, pero algunos colegas tropezaron y cayeron, y no fueron ayudados por los otros para alcanzarla, sacarle alguna declaración o una foto subiendo a una camioneta, acompañada de sus guardaespaldas.
Decidí quedarme con los otros periodistas para esperar la salida de Flores. Pero se hizo esperar, mientras algunos candidatos a alcaldes como Freddy Ternero y Manuel Masías merodeaban la entrada del local cual vigilantes, Jaime Salinas brindaba declaraciones a la prensa para disipar algunos desajustes de campaña.
Cuando ya llevaba algo de cuarenta minutos esperando a la señora Lourdes, el principal representante de Transparencia, el señor Percy Medina, decía a la prensa que esperase a la candidata mientras no hicieran una conglomeración; sin embargo , un equipo de reporteros del canal 9 tomó por asalto la puerta donde la candidata iba a salir.
Allí se armó la de Dios, pues los policías hicieron un cordón alrededor de la señora y sus asesores mientras que con escudos, codazos e insultos apartaban a los reporteros, camarógrafos y fotógrafos. Entre ese mar de gente de prensa, yo estaba alejándome, mientras tanto tenía que cuidar mis cámara fotográfica pocket. Y que no se me escape el zapato y la maleta.
Ya sabía que se iba a formar un amontonamiento, lo que no esperé es que los policías en medio del acordonamiento me dijera esto “Niña, no se acerque si no quiere estar lastimada”. Omitiré esta molestia.
Los empujones fueron inútiles: Lourdes Flores subió al estrado que le tenían preparado y no dio ninguna concesión a la prensa. Se dedicó muy feliz a incentivar a sus seguidores para el domingo 3 de octubre, día de las elecciones.
Terminé alrededor de las nueve y media de la noche. Solo recuerdo que a mi hogar llegué a las once menos cuarto, feliz con mis grabaciones, pero nunca mostradas pues el virus informático hizo de las suyas. Por tanto la crónica está en escrito y no audiovisual.
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