lunes, 22 de noviembre de 2010

En una gran primera media hora, los dirigidos por Allegri plasmaron su superioridad con la solidez y veteranía de su mediocampo.

El derby de la Madonnina: Versión Zlatan 

Era necesaria la respuesta del banquillo, y el ex DT del Cagliari empezó a encontrar el camino correcto en una profesión de instinto, con  el ingreso de un controlador del juego como Andrea Pirlo: una especie en extencion de este Calcio Italiano sin tantas virtudes estéticas y si mucho contacto.

"Soy feliz en el Milán y me alegraré de poder batir al Inter. Si es con mis goles, mejor". Decía en la previa del clásico de Milán, el buen Zlatan. Y es que en el fútbol existe esta inevitable ley que permite a muchos jugadores cobrarse revanchas o saldar viejas cuentas. La inexorable ley del ex, gol frente a tu antiguo equipo, se cumple tan a menudo que permite ingresar a este deporte al terreno de lo matemático.

La inexorable ley de Ibra

Es difícil encontrar una explicación coherente para comprender el por qué se cumplen a cabalidad estos mandamientos, en un juego tan ilógico. Tan pasional.
El Derby della Madonnina, imponente clásico de la ciudad de Milán. Llamado así en honor al estandarte de la Virgen María situado en la cúspide de la catedral de Milán; se decidió una vez más por la inefable sentencia del gol al ex amor.
El sueco Zlatan Ibrahimovic, el mercenario más grande de la actualidad futbolística, que ya jugó en los tres clubes más importantes del Calcio, fue derribado en el área por Materazzi. Solo necesitó cinco minutos, un penal y  los brazos abiertos, para silenciar el Giuseppe Meazza, y cumplir con la eterna traición al ex. La sonrisa en la billetera del sueco se transmitía irreversiblemente al rostro del primer ministro italiano: Silvio Berlusconi, presidente del Milán.
En una gran primera media hora, los dirigidos por Allegri plasmaron su superioridad con la solidez y veteranía de su mediocampo. Entre Seedorf, Flamini, Gattuso y Ambrosini, le garantizaron la posesión y circulación del balón a un Milán que necesitaba de un triunfo frente a un grande para fortalecer  y sostener el proyecto Allegri.


El Inter que deambula por la Serie A

Si el Milán tenía solidez, el Inter carecía de seguridad. Sin Julio Cesar en el pórtico y a pesar de la experiencia de Lucio, Materazzi, Córdova y Chivu; el Inter todavía no puede consolidar la fortaleza defensiva de la era Mourinho, el ingrediente ausente del Derby. Y perdió su primer partido como local en Liga desde la partida de Mou, marca registrada de los equipos del portugués.
Tras la lesión de “Matrix”  Materazzi, nunca un Zidane tan contento y vengado, luego de una embestida furibunda de Zlatan, el Inter se desorientó y se dejó replegar por la velocidad de Robinho e Ibra.  Un sensacional balón cruzado de Ambrosini, estuvo a punto de ser conectado por el sueco.  A centímetros de emular al otrora espectacular Van Basten, goleador rossonero del Milán de Sacchi. Un misil que pudo “modernizar” la volea del holandés en el Olímpico de Múnich en la final de la Euro del 88.
Con contundencia y mucha subordinación del individualismo, sostenido por el colectivo, el A.C. Milán superó en todos los aspectos a un deslucido Inter de Rafa Benítez, que deambula por la Serie A. No expone la eficacia y verticalidad del año pasado, y si que las comparaciones en el fútbol son odiosas pero necesarias. Se impone la dependencia  del oportunismo de Eto´o y el pase gol de Sneijder, y más nada. Un Inter con el mismo plantel pero con diferente conductor tiende más al aburguesamiento de sus estrellas que a lo imponente de la triple corona pasada.

Allegri se graduá en el Calcio

Para la segunda parte, Allegri lograría el cambio que sentenció el partido. Tras las constantes faltas del gladiador Gattuso, era evidente que el Milán estaba perdiendo la posesión del balón. Era necesaria la respuesta del banquillo, y el ex DT del Cagliari empieza a encontrar el camino correcto en una profesión de instintos. Benítez sacó al lesionado Obi e ingresó al impetuoso pero todavía novel Coutinho, dejando la mesa servida para el ingreso de un controlador del juego como Andrea Pirlo: una especie en extencion de este Calcio Italiano sin tantas virtudes estéticas y si mucho contacto.
Priorizó el talento y el control del Pirlo, al músculo y trajín de Gattuso. Una de las claves de la victoria rossonera. Con Seedorf y Pirlo como dueños del mediocampo, el partido se acabó con una segunda mitad tensa y luchada, sin ocasiones y con mucho temperamento que es necesario en esta clase de encuentros. Si el fútbol consta de leyes matemáticas e inexplicables, necesariamente la ley del ex, es parte del ADN de este deporte.
  
                                                  Zlatan celebrá su anotación

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